jueves, 19 de mayo de 2011

Y se le puso fin



 Y se le puso fin a todo. Se acabaron las caricias bajo la ropa buscando tu suave piel... tus labios húmedos rozándose contra los míos. Se acabaron las bienaventuranzas, los  "estoy deseando que". El apoyarme bajo tu cuello para olerte...para oler a ti. Se acabaron las sonrisas tontas, el oír esa voz y el sonreír en los días pésimos por cualquier chorrada. El estar expectante para verte. El abrazarte y no querer nada más y sentir que el mundo se para en ese instante.


 Se acabó  hacer como que paso de ti por tus tonterías, el reírme de tus bromas y  confeccionarlas contigo. Se acabó el soñar. Porque mientras yo sufría por ti, sufría por mi en esta realidad que no acababa de cuajar, tu soñabas con nosotros en un mundo irreal, cual perfección era imposible de alcanzar.  se acabo la felicidad, porque ambos nos negábamos..yo a decirla, tu a verla. Y tras que tu cayeras de ese gran olmo que es la inopia  yo con claridad...deslicé la mano por mis sentimientos y tras verlos tan frágiles y entregados. Lo vi todo claro, tu  te encuentras en la espiral de la perplejidad y sin ver más allá...


 ...yo levante mi mayor apuesta, mi corazón.






miércoles, 18 de mayo de 2011

Le dije...



Le dije lo que no quería decir, me calle lo que pensaba. Le dije aquello que no quise oír, me calle lo que en sus oídos dolería. Le dije que nunca nos lo diríamos. 

   ...Le dije y callé.



domingo, 15 de mayo de 2011

...Líame...




Lía con tu pelo 
edredón de terciopelo 
que me pueda guarecer 
si me encuentra en cueros 
el amanecer. 


Lía entre tus labios 
a los míos, 
respirando en el vacío 
aprenderé como por la boca 
muere y mata el pez. 


Lías telaraña 
que enmaraña mi razón 
que te quiero mucho 
y es sin ton ni son. 


Lías cada día
con el día posterior 
y entre día y día. 


Lía con tus brazos 
un nudo de dos lazos 
que me ate 
a tu pecho amor. 


Lía con tus besos
la parte de mis sesos 
que manda 
en mi corazón. 


Lías tus miradas a mi falda 
por debajo de mi espalda 
y digo yo que mejor 
que el ojo pongas la intensión. 


Líame a la pata de la cama 
no te quedes con las ganas 
de saber cuánto amor 
nos cabe de una sola vez. 


Lías cigarrillos de cariño 
y sin papel 
para que los fume 
dentro de tu piel. 


Lías la cruceta 
de esta pobre marioneta 
y entre lío y lío, 
lía, lía. 


Lía con tus brazos 
un nudo de dos lazos ... 


Lías cada día 
con el día posterior 
y entre día y día. 


Lía con tus brazos ...



                 

jueves, 12 de mayo de 2011

...


 En ocasiones, no se bien que decir. Aunque, siempre sé cual es la palabra necesaria...






HIMNO A LA BELLEZA


Vienes del cielo profundo o del abismo surges,
oh, Belleza? Tu mirada, infernal y divina,
confusamente vierte la buena accion y el crimen,
por lo que te podemos comparar con el vino.

Contienes en tus ojos el poniente y la aurora;
derramas perfumes como una noche de tormenta,
tus besos son un filtro y un anfora tu boca
que hace cobarde al heroe y valiente al niño.

¿Sales del negro abismo o bajas de los astros?
El Destino hechizado sigue tus enaguas como un perro;
siembras al azar la dicha y los desastres,
y todo lo gobiernas sin responder a nada.

Marchas sobre los muertos, Belleza, y de ellos te burlas;
de tus joyas el Horror no es la menos preciada,
y el Crimen, entre tus mas queridos amuletos,
sobre tu vientre altivo danza amorosamente.

El deslumbrado insecto vuela hacia ti candela,
crepita, arde y dice: ¡Bendigamos esta llama!
El amante jadeando inclinado sobre su bella
es como un moribundo acariciando su tumba.

¿Que importa que tu vengas del cielo o del infierno,
¡oh Belleza! ¡Monstruo enorme, espantoso e ingenuo!
Si tus ojos, tu sonrisa, tus pies, me abren la puerta
de un Infinito amado que nunca he conocido?

De Satan o de Dios, ¿que importa? Angel o Sirena,
¿que importa, si tu haces -hada de ojos de terciopelo,
ritmo, perfume y luz, ¡oh mi unica reina!-
menos horrible el mundo y mas cortos los instantes?




                                                                                                C. Baudelaire