viernes, 9 de marzo de 2012

Baílame El Agua


Prefiero morir vicioso y feliz a vivir limpio y aburrido.
Prefiero encontrar una estrella en el fango a cuatro diamantes sobre un cristal. Prefiero que la estrella queme, sea fuego, un tacto rezumante de frialdad. Prefiero besar el duro suelo veinte veces para llegar una sola vez a lo mas alto a escalar poco a poco, sin caer nunca pero sin llegar jamás a la cima. Prefiero que me duela a que me traspase, que me haga daño a que me ignore. Prefiero sentir. Prefiero una noche oscura y bella, sucia y hermosa, a un monton de dias claros que no me digan nada. Prefiero una cadena a un bozal. Prefiero quedarme en la cama todo el dia pensando en mi vida a levantarme para pensar en la de otros.

 
  Prefiero un gato a un perro. porque el gato te araña, es infiel, te ignora, se escapa, pero sabes que, a pesar de todo, no podria vivir sin ti. En cambio, el perro es tonto, no sabe nada, te obedece hasta el absurdo. prefiero a las mujeres gato a las mujeres perro, por las mismas razones. Prefiero el mar a la montaña. La vida es una noche tumbado en la playa, mirando las estrellas sin verlas, soñando despierto, dejando que la arena se cuele entre los dedos de mis pies, embriagado de todo. y la noche, siempre la noche. Nunca a la luz del sol. la noche es magica. me hace vivir, no pensar. me pone en movimiento. Rompe mis esquemas. prefiero las noches frescas de verano, andar con poca ropa, sentarme en el suelo y meterme algo de vida en el cuerpo. La mañana me sabe a dolor de cabeza. me da sueño. me quita las ganas de hablar. me recuerda que soy mortal. me recuerda que soy normal. la noche me hace único. prefiero el color de la sangre y el de la gris niebla que difumina las cosas. si sabe que prefiero el frio cuero ¿ por qué se viste con el traje de terciopelo? se me escurre entre los dedos...
prefiero experimentar las cosas, aunque me hagan mal. aunque me hiervan la sangre. prefiero probarlo todo a morirme sin saber lo que me gusta. y, mas que nada, prefiero la vida que dan sus besos de caramelo y la suave caricia de su piel caliente.

-Es cierto. Tienes razón. no se lo que quiero. me engaño a mi mismo. quiero todo y nada. lo justo. me siento fuerte y siento miedo. me da miedo sufrir.
No quiero reir porque puedo llorar, no quiero vivir porque puedo morir...

-Lo que te pasa, -me dijo Maria, tan tranquila, tan severa- es que quieres tocar el cielo con la punta de los dedos sin que el sol te queme las alas. Pero eso es cosa de angeles, no de vagabundos.

Una mirada melancólica derritió el hielo de sus ojos.
Maria cogio mi cabeza entre sus manos. Me beso en la frente.
Un beso tibio.






  Dedicada a mi  dulce Caramelito,


 esa niña... esa pequeña gran bienaventuranza que me regaló Granada.